En Junio hará seis meses que Manu, la hermana de Candela, me regaló un objeto que a pesar de encontrarnos en el 2009 me sigue pareciendo mágico: Una brújula.
Desde el momento en que me entregó la brújula ya no pude parar de pensar como y en que momento utilizarla. Me imagine haciendo alguna salida de unas horas por la sierra, más tarde, ese pequeño paseo se convirtió en una salida de fin de semana y al poco tenía en mente recorrer España caminando.

Dudo que hubiesen transcurrido más de dos días desde que recibí la brújula hasta que tome la decisión de pasar más de un mes por los caminos de España. Aunque parece poco tiempo hay que señalar que cuando me refiero a dos días, son 48 horas ininterrumpidas dedicadas a un solo pensamiento. (Los que me conocen saben a lo que me refiero).

Estaba empezando a planificar la ruta cuando entró en escena mi amigo Mario. Me comentó la posibilidad de hacer el recorrido en bicicleta, lo cual me permitía la misma libertad que el ir a pie pero me proporcionaba una mayor movilidad pudiendo cubrir mayores distancias con un menor esfuerzo físico.
El mapa de España ahora se quedaba pequeño y las fronteras parecían estar a dos golpes de pedal. Subí la apuesta y puse mis miras en Amsterdam.
En ese momento comenzó lo que para mí es una de las cosas más bonitas de cualquier viaje, LA PLANIFICACIÓN.
Leí, leí y leí (viva internet) muchísimas páginas de cicloviajeros que hacen que mi viaje parezca una excursión al parque. Me informe sobre posibles rutas, vi fotos de los sitios en los que estaba interesado, indagué en la gastronomía típica de cada sitio y con cada click la necesidad de emprender el viaje se hacia más fuerte.

Hace un par de semanas decidí incluir a Lopez y Pelaez en el plan. Al principio dude, no lo tenia claro. Pero ahora estoy totalmente decidido a que me acompañen y no entiendo como no pensé en ellos desde el principio.
En fin, en poco menos de un mes estaré en ruta e iré plasmando mis impresiones y pareceres en este blog.